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Vivir más y mejor

Una dieta mediterránea aún más sana
Artículo publicado en El Corrego Gallego
31 de Mayo de 2015

Hace unos días tuve la ocasión de asistir a un encuentro entre médicos expertos en nutrición y conocidos cocineros, habituales de los programas de televisión y otros medios de comunicación. Fue interesante ver que ambas profesiones, que parecen destinadas a confluir, siguen líneas absolutamente paralelas, de forma que no llegan ni siquiera a tocarse.

Uno de los expertos participantes es bien conocido por ser el autor de, probablemente, el mejor estudio realizado sobre los beneficios de la dieta mediterránea en la prevención de enfermedad cardiovascular y la mortalidad asociada a la misma. El estudio se publicó hace dos años en una de las revistas científicas internacionales más prestigiosas y tuvo un gran impacto en los principales medios de comunicación de países como Estados Unidos. Sin embargo, en España la difusión de esos mismos resultados se retrasó más de un año y fue claramente menor, a pesar de ser un estudio realizado en nuestro país.

Está claro que los medios de comunicación buscan la noticia, y probablemente en España la dieta mediterránea no lo sea. Digo probablemente, porque el mismo estudio puso de manifiesto que, incluso en las personas de más de 65 años, nuestro país no saca buena nota en la asignatura de alimentación saludable. A los más jóvenes mejor no preguntar.

En las últimas décadas la dieta mediterránea ha perdido adeptos en nuestro país. Se nos llena la boca al hablar de lo saludable que es nuestra alimentación pero, a la hora de la verdad, nuestro ritmo de vida, nuestras prioridades del día a día, nos alejan de la misma.

Aprovechando el tirón de los programas de cocina en televisión, los medios de comunicación deberían dar difusión a la alimentación saludable y a los beneficios que ésta ha demostrado en estudios de investigación. Además, ahora son los niños los “infectados” por este virus gastronómico televisivo, ¡qué mejor ocasión para educarles para el futuro!

Nuestros distintos gobiernos, central y autonómicos, deberían también aprovechar el momento e invertir en prevención a través de hábitos saludables. Ya sé que los resultados de la prevención se ven a largo plazo y la política no suele entender de ellos. Pero los ciudadanos sí. Los ciudadanos permanecemos aquí a pesar del paso de los distintos gobiernos.

¿Cuántos litros de aceite de oliva virgen extra se pueden comprar con lo que cuesta un día de ingreso en una unidad de cuidados intensivos? ¿Cuánto pescado azul, cuántos frutos secos, con el dinero que se gasta en tratar la enfermedad cardiovascular, la hipertensión, la diabetes, la hipercolesterolemia, la obesidad o el cáncer? ¿Cuánto dinero público nos ahorraríamos invirtiendo en salud, no solo en tratar la enfermedad?

El objetivo, además, no es ya solo volver a disfrutar de la dieta mediterránea, sino alcanzar una dieta mediterránea todavía más sana. Hacerlo no es tan difícil. Basta con cambiar el aceite de oliva común por aceite de oliva virgen extra, aumentar el consumo de frutos secos y pescado azul, aumentar el consumo de fibra en la dieta a través de frutas, verduras y cereales integrales, reducir la ingesta de sal, reducir el consumo de carne roja y de carne procesada (embutidos y derivados), y evitar el consumo de bebidas refrescantes azucaradas, bollería, dulces y pasteles. A esto le podemos añadir un vasito de buen vino y una buena conversación que nos permita disfrutar, sin excesiva prisa, de esos momentos que pasamos alrededor de una mesa.

Si, además, esto lo hacemos de manera divertida, como nos enseñan en los programas de cocina de la televisión, mejor que mejor. Si convergen ciencia y medios de comunicación, aderezados con la ayuda de nuestros gobiernos para facilitar que el comer sano no sea tan caro, lo habremos conseguido. Sería una gran noticia merecedora de ser portada en todos los medios.

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